La primeras partidas de este avión de largo alcance se
suministrarán a las Fuerzas Armadas del país entre 2016 y 2025, según
declaró Andréi Boguinski, jefe de construcciones aeronáuticas del
Ministerio de Industria y Comercio de Rusia.
Rusia
planea que podrá incorporar este avión al arsenal en los próximos diez
años. En los mismos plazos se habrán realizado, según lo previsto, los
programas estadounidenses de desarrollo del bombardero B-1 B Lancer y
del bombardero furtivo B-2 Spirit. Parece que el nuevo aparato ruso
tendrá muchas características similares al del B-2: será subsónico y con
amplio uso de la tecnología furtiva.
Si los diseñadores
rusos recurren a las soluciones técnicas usadas en los proyectos
estadounidenses, es posible que consigan cumplir con el cometido a
tiempo, aunque es difícil: un bombardero estratégico es un aparato
complicado y costoso. Los proyectos similares en EEUU y en la URSS
siempre estuvieron marcados por fracasos y polémicas.
Además
de problemas técnicos a resolver habrá que justificar, en su momento,
la necesidad de producción masiva del avión. El principal objetivo del
bombardero estratégico moderno es servir de plataforma de ataque con
misiles de alcance medio. Este tipo de misiles se usa para abatir
blancos sin entrar en la zona de defensa antiaérea del enemigo. Los
novísimos misiles rusos de crucero Х-101 son de gran alcance (más de
5000 kilómetros). Las aeronaves equipadas con este tipo de misiles
tienen que ser de una autonomía de vuelo suficiente, disponer de
sistemas de navegación y de puntería de última generación, contar con
una gran carga útil.
Los aviones rusos Tu95-MC,
construidos en 1980 y capaces de seguir en servicio durante decenios
tras una modernización adecuada, reúnen todas estas características. Por
lo visto, Rusia pretende crear un bombardero de largo alcance que pueda
tener un uso más amplio, especialmente en conflictos locales. En
particular, este avión podría abatir blancos bien protegidos con
potentes bombas corregibles o atacar objetivos móviles como buques.
En
la actualidad, China está llevando a cabo programas similares ya que es
uno de los tres países, junto con Rusia y EEUU, que están desarrollando
bombarderos de nueva generación. Pero si Rusia tiene la ventaja de
poder usar mientras tanto los Tu-95 y Tu-160, China no cuenta con esta
posibilidad (el principal bombardero estratégico chino el H-6K no es
capaz de atacar el territorio continental de EEUU ni tampoco tiene
opción de repostaje en vuelo).
Según algunas
publicaciones, en un pasado China y Rusia discutieron la posibilidad de
suministrar a Pekín bombarderos Tu-22М3, pero en aquella ocasión no
llegaron a un acuerdo. Ahora, cuando los dos países están desarrollando
el mismo tipo de proyectos extremadamente costosos, podrían volver al
tema y corregir los viejos errores. Una cooperación estrecha para crear
el bombardero estratégico podría contribuir a fortalecer la confianza
mutua y ahorrar mucho dinero.
ap/kg/aa
Fuente: La Voz de Rusia