Por WAYNE MADSEN para Strategic Culture. 25/9/2017.
La retórica bombástica de Donald Trump dirigida a Corea del Norte demuestra que ni él ni su administración captan la paranoia histórica del gobierno norcoreano. El temor en Pyongyang de que Corea del Norte se convierta en un territorio cedido en un gran acuerdo de poder ha sido un factor desde los días del fundador de Corea del Norte, Kim Il Sung. Esta amenaza existencial también fue la política de los sucesores de Kim Il Sung: su hijo Kim Jong Il y su nieto, el actual dirigente Kim Jong Un.
El ex presidente estadounidense Jimmy Carter, que conoce bien a Corea del Norte, ha pedido que se suavice la retórica del lado estadounidense. Carter también se refiere a Corea del Norte por su nombre formal: la República Popular Democrática de Corea o RPDC. En agosto de este año, Carter publicó una declaración sobre las relaciones entre EE. UU. y la República Popular Democrática de Corea:
He visitado Corea del Norte tres veces, y he pasado más de 20 horas en conversaciones con sus líderes políticos sobre asuntos importantes que afectan las relaciones entre Estados Unidos y la República Popular Democrática de Corea.
En junio de 1994, me reuní con Kim Il Sung en una época de crisis, cuando accedió a poner todos sus programas nucleares bajo la estricta supervisión del Organismo Internacional de Energía Atómica y a buscar un acuerdo mutuo con los Estados Unidos sobre un tratado de paz permanente, a mantener conversaciones en la cumbre con el presidente de Corea del Sur, a fin de acelerar la recuperación de los restos del personal de servicio estadounidense enterrado en su país y a tomar otras medidas para aliviar la tensión en la península. Kim Il Sung murió poco después de mi visita y su sucesor, Kim Jong Il, me notificó a mí y a los dirigentes de Washington que cumpliría las promesas de su padre ".
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Fuente: Strategic Culture