© Collage: La Voz de Rusia
Crimea y Kosovo tienen mucho en común. Ambas repúblicas cuentan con el estatus de autonomía, en su territorio están desplegadas bases militares de otros países y la mayoría de la población se pronuncia por la independencia. Pero entre las dos también existen grandes diferencias: sus protectores.
Últimamente muchos comparan los acontecimientos que
están desarrollándose en Crimea con la ofensiva lanzada por la OTAN
contra la antigua Yugoslavia en 1999, interpretándolos de modo distinto.
Por ejemplo, el exembajador de EEUU en Moscú, Michael McFaul, declaró a
la cadena CNN que la intervención militar de Rusia en los asuntos de
Ucrania es inadmisible, porque hay una gran diferencia entre la
situación en Crimea y en Kosovo en 1999. “No se debe comparar a Crimea y
Ucrania con Kosovo y Serbia. Serbia amenazaba a los kosovares, mientras
que Ucrania no amenaza a nadie”.
¿Pero puede un Estado
amenazar a una parte de su territorio? En la República de Kosovo
conviven serbios, albaneses, turcos, etc. No hay un pueblo kosovar.
Entonces, ¿a quién defendió EEUU allí? No hay ningún estadounidense en
Kosovo, mientras que en Crimea viven un millón y medio de rusos, lo cual
es una diferencia significativa.
Sin embargo, para los
medios de comunicación occidentales hay mucho en común entre Crimea y
Kosovo. “La táctica y métodos que usó el expresidente yugoslavo,
Slobodan Milošević, se hacen evidentes aquí. Si el presidente ruso, Vladímir Putin, ha decidido ser un ‘nuevo Milošević’, Occidente vivirá una nueva escisión en Europa”, escribió el corresponsal en Europa de The Guardian, Ian Traynor.
Milošević
fue incapaz de contrarrestar la expansión de la OTAN hacia el este.
Mientras, buscando desplegar su base estratégica en esa zona de Europa,
EEUU eligió la provincia autónoma de Kosovo y Metojia, que formaba parte
de Serbia. Washington usó con este fin al Ejército de Liberación de
Kosovo que incluso figuraba en la lista estadounidense de organizaciones
terroristas.
La operación antiterrorista llevada a cabo
por las fuerzas especiales serbias en la aldea kosovar de Racak, en
enero de 1999, dio motivos para bombardear Yugoslavia sin el visto bueno
de la ONU. Los medios de comunicación occidentales calificaron aquella
operación como una masacre de civiles y pidieron a EEUU reaccionar y
defender a los inocentes. Unos diez años después, la patóloga finlandesa
Helena Ranta, que llevó a cabo investigaciones forenses en aquel caso,
escribió en su autobiografía que había preparado el respectivo informe
bajo presión del entonces jefe de la misión de la Organización para la
Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en Kosovo, William Walker, y
del Ministerio de Exteriores de Finlandia y que no había víctimas entre
los civiles, sino entre los terroristas albanos.
Cuando
las fuerzas de la OTAN entraron en Kosovo, EEUU pudo desplegar allí la
segunda base militar más grande en Europa, Bondsteel, que da a
Washington la posibilidad de controlar la situación en el mar
Mediterráneo y en el Negro, así como las rutas de Oriente Próximo,
África y la región del Cáucaso, incluido el tránsito de hidrocarburos de
la región del Caspio y Asia Central.
El despliegue de
la base militar estadounidense en Serbia fue absolutamente legal y muy
beneficioso: EEUU no paga por el uso de terrenos públicos en Kosovo.
A
diferencia de EEUU en Kosovo, Rusia paga por su base militar en Crimea
cien millones de dólares al año. La Flota rusa del Mar Negro tiene su
base naval en Crimea desde hace ya doscientos treinta años. “Sevastópol
es la casa natal de la Flota del Mar Negro”, destacó el viceprimer
ministro ruso, Dmitri Rogozin. Hace cincuenta años, Crimea formaba parte
de la antigua Unión Soviética, mientras que EEUU simplemente ocupó una
parte del territorio serbio e hizo todo lo posible para crear allí su
títere.
Los lazos históricos, económicos y culturales
con Ucrania dan a Rusia el derecho a intervenir en la situación para
defender a sus ciudadanos. Pero, ¿qué hace EEUU en el territorio serbio?
ek/kg/aa
Fuente: La Voz de Rusia.