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viernes, 12 de octubre de 2012

HENRY KISSINGER y las telarañas. Un gran criminal impune.

Por Alberto Rojas Andrade.















Por estos años luego de varias décadas hemos presenciado por fin sentencias condenatorias de variada penalidad a reconocidos violadores de los derechos humanos como gobernantes y subalternos, durante los tristes años de imperio absoluto en América Latina de la Doctrina de la Seguridad Nacional (DSN) de inspiración pentagonal, y su inmutable séquito de muerte y crueldades.
Han desfilado por estrados judiciales argentinos personajes inefables y siniestros como Jorge Videla, Alfredo Astiz, Jorge‘Tigre” Acosta, Adolfo Donda, Julio Cesar Coronel, Ricardo Cavallo, etc., etc. Se han proferido 262 condenas al año 2011, y unos 802 represores han sido procesados hasta la misma fecha [1]. Los más recientes condenados lo fueron el 23 de septiembre pasado por parte de un tribunal de Bahía Blanca.
En Chile Manuel Contreras es el más emblemático de los condenados por desapariciones asesinatos y torturas, sin embargo, allí sólo 76 represores han sido condenados por sus crímenes, unos 67 están encarcelados [2], mientras que unas 1.268 causas se han abierto contra miembros de los cuerpos armados de la particularmente violenta dictadura de Augusto Pinochet [3]. En Uruguay Juan María Bordaberry (fallecido), Jorge ‘Pajarito’ Silveira, Ernesto Ramas, Gilberto Vásquez Bisio, Luís Maurente, José Ricardo Arab, (también como ejecutores del denominado Plan Cóndor) entre otros, han sido penados; se han iniciado después de casi cuatro décadas juicios criminales contra miembros de la dictadura a instancias del actual presidente uruguayo José Mújica [4].
De una u otra manera militares y civiles perpetradores de delitos de lesa humanidad han tenido que rendir cuentas ante la justicia, lo cual era algo impensable por aquel entonces cuando los cometieron. Claro, mucho está aún por hacerse en este campo, y otros tantos todavía deben ser puestos en los mismos lugares de los anteriores si hemos de tener fe en la justicia. La impunidad requisito indispensable de la ‘guerra sucia’ ha sido de alguna forma menguada.
No obstante, quien como persona física desde lo más alto del poder imperial fue un determinante excluyente en América Latina de todas aquellas atrocidades, instigador y planificador de las mismas, y más aún, en Asia fue cerebro de bombardeos a pueblos inermes, participe colaborador en invasiones y genocidios, estando por sus particulares condiciones políticas por fuera de la comparecencia judicial por estos execrables hechos ante los tribunales competentes; nos referidos a Henry Alfred Kissinger, Asesor de Seguridad Nacional y Secretario de Estado de los EE.UU. bajo el gobierno del oprobioso Richard M. Nixon, y nuevamente Secretario de Estado bajo la administración de Gerald Ford en un periodo que va de 1969 a 1977.........

*****TEXTO COMPLETO*****


Fuente: Rebelión.