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domingo, 19 de marzo de 2017

Los neoconservadores, los medios y los demócratas liberales, no son una mezcla extraña, sino piezas del imperio británico

7 de marzo de 2017 — El sábado 4 de marzo se dieron a conocer dos documentos importantes sobre el extremo peligro de guerra que se viene instigando con la histeria y absurda satanización de cualquier contacto estadounidense con diplomáticos o funcionarios rusos. Uno de los documentos es del embajador retirado Jack Matlock, embajador estadounidense ante Rusia de 1987 a 1991, uno de los eruditos y diplomáticos estadounidenses más importante. El otro lo escribió el periodista investigador Robert Parry, más famoso por su revelación de la operación Irán-Contra y el tráfico de cocaína de la CIA y la Contra nicaragüense hacia Estados Unidos en la década de los 1980s.

El embajador Matlock señala que la actitud que exhiben los medios y círculos políticos estadounidenses, de una presunción de culpabilidad, constituye “la actitud de un estado policíaco”. Advierte que “las armas nucleares son una amenaza existencial a nuestra nación” y tratar de mejorar las relaciones con Rusia debe ser “elogiada, no usada como chivo expiatorio”.

Parry detalla cómo se unieron estas tres fuerzas aparentemente tan disímiles: los neoconservadores (McCain y demás); los demócratas liberales (las redes de Obama, Hillary y Soros); y los medios de prensa dominantes, todos con el objetivo de impedir que Trump logre mejorar las relaciones con Rusia. Parry advierte que estas acciones “podrían empujar a los dos países a una guerra que verdaderamente podría ser la guerra que acabe con todas las guerras, a la vez que acabaría con la civilización humana. Pero parece que los demócratas, los liberales y los medios noticiosos dominantes odian tanto a Trump que están dispuestos a correr el riesgo”.

En lo que se queda corto este análisis —y que es fundamental y decisivo para derrotarlos— es en que estos no son “una simple mezcla extraña” como pareciera, sino que más bien, juntos funcionan como las herramientas del imperio y de la City de Londres.

El imperio británico todavía está bastante vivito y coleando, donde en los últimos 16 años de las presidencias de Bush y Obama ha utilizado a Estados Unidos como su “tonto útil” que ha librado sus guerras coloniales. El imperio no puede sobrevivir si se destruye esta división del mundo (mediante su divisa de “divide y vencerás”) entre Este y Oeste. Esto es precisamente lo que amenaza con suceder con las intenciones anunciadas públicamente por el Presidente Trump de establecer relaciones de cooperación con Rusia, así como también con el enfoque de “todos ganan” de China para desarrollar el mundo entero mediante la Nueva Ruta de la Seda (Una Franja, Una Ruta). Ante los ojos de la oligarquía financiera británica y la monarquía británica, esto se tiene que parar, a como dé lugar, así sea con una guerra termonuclear.

El mundo ya estaba al borde exactamente de un desastre existencial como ese, bajo Obama y su clon Hillary Clinton. Aunque ese peligro inmediato se evitó con la derrota electoral de Hillary Clinton, tanto Matlock como Parry advierten correctamente que están restableciendo el peligro y se está agravando con la nueva cacería de brujas macarthista en contra de cualquier tipo de relación con Rusia.

Como dijo hoy Lyndon LaRouche: “Los británicos son los medios, con la intención de arruinar naciones. Ya lo han hecho anteriormente y lo están intentando de nuevo. Hay que tener cuidado”. Se tiene que resaltar el papel de los británicos, dijo. “Los podemos acabar con eso”.

La realidad de la quiebra total del sistema bancario occidental (una causa de peso en la urgencia de iniciar una guerra lo antes posible ante los ojos del imperio) quedó de relieve hoy con el anuncio del gerente general del Deutsche Bank, John Cryan de que habían fracasado los esfuerzos de 17 meses por devolverle la estabilidad a la institución en bancarrota. El banco perdió otros $ 1,500 millones en el 2016, especialmente en transacciones con derivados, y todavía enfrentan miles de millones en multas en EU, por sus delitos con la burbuja de hipotecas de alto riesgo que llevó al estallido del 2008. El nuevo plan de Cryan para el banco más grande de Alemania incluye recabar $8,500 millones con una nueva emisión de acciones con descuento, y enfocarse en los préstamos industriales, recortando las transacciones bursátiles y la especulación en la gestión de activos.

Esto suena razonable, pero LaRouche señaló que simplemente andan “dándole vueltas al asunto” y que tienen que “arreglar cuentas con la realidad, no con trucos”. En julio del 2016, cuando estuvo a punto de desplomarse el Deutsche Bank, LaRouche hizo un llamado a una recapitalización por única vez del banco, pero a condición de que retornara a la tradición de su antiguo presidente, Alfred Herrhaussen, una tradición de banca para el desarrollo industrial y humano, no para la especulación. Herrhaussen fue asesinado en el momento en que cayó el muro de Berlín en 1989, precisamente debido a su visión.

Pero la propuesta de LaRouche nunca se llevó a cabo. Los gobiernos de Estados Unidos y de Alemania trataron de parchar las tenencias en derivados por $55 billones del Deutsche Bank con trucos, y ahora están intentando otro truco más. La “realidad” a la que se refiere LaRouche es que no hay forma de escapar del colapso inevitable de casi $2 mil billones en contratos con derivados que le están chupando la vida a las economías productivas del sistema financiero trasatlántico, que no sea una reorganización bancaria con la ley Glass-Steagall al estilo F. D. Roosevelt: cancelar la burbuja especulativa inservible y dirigir crédito nuevo a la actividad productiva.

Si el mundo decide esperarse, no solo se va a crear una crisis financiera más allá de lo que nadie pueda imaginarse, sino también una guerra global. Ahora es el momento de actuar.

Fuente: LaRouche Pac