La polémica política británica de Brexit está jugando a través de la nueva presidencia estadounidense de Donald Trump. Parece que una facción dentro del establishment político británico que se opone a la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea ha unido fuerzas con contrapartes de la inteligencia estadounidenses para obstaculizar a la nueva administración de Trump.
Al obstaculizar a Trump, la facción británica pro-UE a su vez lograría un golpe contra un posible acuerdo de comercio bilateral que surgiera entre Estados Unidos y Gran Bretaña. Este acuerdo comercial bilateral es vital para que la Gran Bretaña post-Brexit pueda sobrevivir fuera de la UE. Si las emergentes relaciones comerciales entre Estados Unidos y británicos fueran saboteadas al privar de sus derechos al presidente Trump, a continuación, Gran Bretaña necesariamente tendría que volver a reincorporarse a la Unión Europea, que es precisamente un poderosos deseo de las facciones británicas.
Lo que une a las fuerzas anti-Trump en ambos lados del Atlántico es que comparten una visión del mundo a favor de la OTAN atlantista, que sustenta la hegemonía estadounidense sobre Europa y dominada por la angloamericana las finanzas globales. Esta perspectiva atlántica es vehementemente anti-rusa porque una Rusia independiente bajo el presidente Vladimir Putin es vista como un impedimento para el orden global liderado por Estados Unidos de dominación anglo-americana.
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Fuente: Strategic Culture
