El estado mayor ruso ha encontrado el talón de Aquiles de los planes estadounidenses de ataque: los misiles de Estados Unidos no pueden interceptar ningún misil hipersónico en la mesosfera. Así que Rusia ha desarrollado nuevas armas hipersónicas y ha elaborado alrededor de ellas su nueva doctrina de defensa.
Según el Pentágono, se necesitan 12 súperportaviones para controlar todos los océanos –la US Navy tiene actualmente 10 de esas naves y está construyendo 3 más. El Pentágono dispone además de un mando gigantesco que cuenta con cientos de navíos de guerra, especializados en operaciones de despliegue de divisiones de marines, de blindados, de vehículos, de fuerzas de operaciones especiales, para participar en una hipotética invasión contra Rusia. Por consiguiente, las agrupaciones navales expedicionarias estadounidenses, organizadas alrededor de los portaviones, navíos de desembarco anfibio y convoyes navales de tropas y de material de guerra, están considerados como el mayor peligro para la seguridad de Rusia.
Los grupos navales y los medios de desembarco de las tropas estadounidenses a partir de los navíos de transporte se hallan bajo la protección de varios tipos de escudos antimisiles balísticos. Se trata del sistema naval AEGIS, armado con misiles SM-3 block 1B que neutralizan los misiles balísticos en vuelo de crucero a altitudes entre 100 y 150 kilómetros. Ese sistema está instalado en los destructores y cruceros AEGIS, que se suman a los escudos antimisiles balísticos instalados en Polonia y Rumania.
Además, el sistema móvil THAAD de las fuerzas terrestres está encargado de defender los medios de desembarco. Esos sistemas deben derribar los misiles balísticos cuando estos inician su fase de entrada en la atmósfera, a altitudes entre 80 y 120 kilómetros. Agréguese a eso las baterías móviles de misiles antiaéreos de largo alcance, del tipo Patriot, dotados de capacidades antibalísticas contra los misiles que entran en la fase final de su trayectoria, a 35 000 metros de altitud [2].
Los artefactos en vuelo en la atmósfera terrestre se clasifican según la gama de velocidades. Se diferencian así
los aparatos que vuelan a velocidades subsónicas (hasta 1 220 km/h, o sea Mach 1),
los aparatos supersónicos, cuya velocidad se sitúa entre Mach 1 y Mach 5 (hasta 6 000 km/h)
y los aparatos hipersónicos, que vuelan a velocidades entre Mach 5 y Mach 10 (o sea hasta 12 000 km/h).
Los rusos descubrieron que los misiles antibalísticos estadounidenses no pueden interceptar ningún misil hipersónico en la mesosfera (entre 35 000 y 80 000 m de altitud). Por consiguiente, la nueva doctrina de defensa de Rusia establece que el antídoto ruso contra los grupos expedicionarios y convoyes navales de Estados Unidos son los medios militares hipersónicos que se mueven en altitudes que van de 35 000 a 80 000 metros.
El ministerio de Defensa ruso asignó entre 2 000 y 5 000 millones de dólares a la Fundación de Investigación Avanzada (ARF) –el equivalente ruso del DARPA [3] del Pentágono– para la concepción de una variedad de medios hipersónicos derivados del artefacto espacial Yu-71 (Projet 4202). Entre 2011 y 2013, el Yu-71 fue sometido a pruebas en túneles aerodinámicos y desde 2013 hasta abril de 2016 los ensayos se realizaron en la atmósfera, con lanzamientos desde misiles estratégicos ligeros UR-100 y R-29RMU2. El Yu-71 es un poco similar al proyecto HTV-2, abandonado por Estados Unidos en 2014.
El artefacto espacial Yu-71 ha demostrado ser capaz de volar a velocidades entre 6 000 y 11 200 km/h sobre una distancia de 5 500 km a una altitud de crucero inferior a los 80 000 metros. Se le ha llamado “planeador espacial” porque, contrariamente a los misiles balísticos, tiene una sensibilidad aerodinámica de 5:1 (relación sustentación/arrastre), lo que le permite adaptarse a los impulsos repetidos de un motor de cohete, efectuando así maniobras de elevación de trayectoria.
La primera oleada de armas supersónicas derivadas del planeador espacial Yu-71, instaladas en los submarinos rusos de propulsión nuclear que maniobran en pleno Atlántico, puede hacer frente a los portaviones, los portahelicópteros, los submarinos de ataque, los navíos de carga o de protección de los grupos navales expedicionarios en cuanto esas unidades inicien el cruce del Atlántico hacia Europa.
La segunda oleada de armas hipersónicas sería lanzada sobre los grupos navales estadounidenses cuando estos últimos se encuentren a 1 000 kilómetros de la costa este del océano Atlántico. Ese ataque se lanzaría desde los submarinos rusos desplegados en el Mar de Barents o desde la base de misiles estratégicos de Plesetsk, situada cerca del círculo polar y del Mar Blanco.
La tercera oleada de armas hipersónicas sería lanzada sobre los grupos navales enemigos cuando estos alcancen el estrecho de Skagerrak (paso del Mar del Norte al Mar Báltico). Ese ataque se realizaría con misiles hipersónicos 3M22 Zirkon, propulsados por motores Scramjet y lanzados desde los aviones rusos Zirkon a una velocidad de Mach 6.2 (6 500 km/h), a una altitud de crucero de 30 000 metros, y la energía cinética del impacto con el blanco sería 50 veces más elevada que la de los misiles aire-mar y mar-mar existentes hoy en día.
Los vuelos de los bombarderos estratégicos Tu-160 y Tu-95, que habían sido suspendidos en 1992, así como los de los aviones Il-76 (convertidos en aviones de aprovisionamiento en vuelo Il-78), se reanudaron en 2012, a lo largo de las costas del Atlántico y del Pacífico. Entre sus objetivos está garantizar la formación de las tripulaciones para las futuras misiones de lanzamiento de armas hipersónicas.
[1] «Carta del Atlántico, 14 de agosto de 1941», Red Voltaire, 14 de agosto de 1941.
[2] «Iskander, la peor pesadilla del escudo antimisiles estadounidense», por Valentin Vasilescu, Red Voltaire, 25 de mayo de 2016.
[3] Defense Advanced Research Projects Agency (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa).
[2] «Iskander, la peor pesadilla del escudo antimisiles estadounidense», por Valentin Vasilescu, Red Voltaire, 25 de mayo de 2016.
[3] Defense Advanced Research Projects Agency (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa).
Fuente: Red Voltaire