Recientemente, el recién electo senador republicano de Arizona, John McCain, junto con su cómplice la senadora Lindsey Graham, se reunieron con un contingente de tropas ucranianas en una zona de combate en Shyrokyne en el este de Ucrania y públicamente cuestionaron los planes del Presidente electo Donald Trump para descongelar las frías relaciones de Estados Unidos con Rusia. Para McCain, su regreso a su frente de guerra personal en Ucrania se produjo tres años después de que él se paró con neonazis ucranianos y fascistas en la plaza Maidan de Kiev pidiendo la expulsión del presidente Viktor Yanukovich.
Mientras tanto, McCain, Graham y sus aliados neo-conservadores dentro de los partidos Republicano y Demócrata, así como los medios de prensa como The Washington Post, han puesto en duda la lealtad de Trump a los Estados Unidos. La angustia de los neoconservadores surge de su cólera por el presidente entrante que duda sabiamente de la eficacia de la «inteligencia» de la Agencia Central de Inteligencia que vincula a Rusia con una serie de penetraciones de sistemas informáticos y antes de las elecciones del Comité Nacional Demócrata (DNC) y correo electrónico privado de funcionarios de la campaña de Hillary.
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Fuente: Strategic Culture
