Por Francisco Rodríguez Cruz
Blog Paquito el de Cuba
No lo afirmó ninguna publicación “oficialista” cubana, ni siquiera
hizo falta esta vez que la Seguridad del Estado destapara a alguno de
sus agentes: esun documento de la propia Sección de Intereses de los Estados Unidos en Cuba (SINA)
-regalo de WikiLeaks- el que confirma el financiamiento del gobierno de
ese país al “proyecto B: lesbianas, gay, bisexuales, transexuales
(LGBT)” de la llamada disidencia.
Lo primero que querría decir es que no me hace nada feliz esta revelación. Cuando escribí sobre la marcha de nueve personas
que en junio pasado realizaron por el Prado un grupo de activistas
supuestamente “independientes”, me dolía de esa aparente manipulación
política alrededor de una causa a la cual tantos en Cuba tratamos de
aportar hoy un granito de arena, para superar la homofobia y promover en
nuestra sociedad el respeto a la libre orientación sexual e identidad
de género como un derecho humano.
De hecho, este hallazgo me sorprende cuando un grupo de amigos y
amigas estamos en los últimos toques para echar a andar otra iniciativa
con ese propósito, esta vez fuera de las instituciones estatales, como
otra opción para quienes por cualquier motivo no quieran participar en
la amplia labor que realizan las redes sociales del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), a cuyo grupo Hombres por la Diversidad también pertenezco.
Precisamente, sin tener todavía un programa claro y mucho menos un centavo, los primeros poquísimos integrantes del Proyecto Arcoíris -nombre de esa idea aún en ciernes- hace
unos días nos debatíamos sobre cómo podríamos hacer ese activismo con
nuestros propios medios, cuál sería el mejor modo de gestionar cualquier
contribución externa y de qué forma podríamos lograr que el dinero y su
manejo no lo enrede todo.
Y en ese contexto, WikiLeaks revela este informe de la SINA, con
fecha 15 de junio de 2009, donde describen el citado Proyecto LGBT, para
concebir un “boletín semanal de noticias” que tendría como objetivo:
“Fortalecer las ya existente comunidad LGBT cubana, para aumentar su
conciencia y la conexión a la comunidad mundial LGBT”.
La idea concreta plantea “crear, publicar y distribuir un boletín
semanal de noticias en español que cubra cuestiones del tema LGBT y
acontecimientos fuera de Cuba”, en una publicación “concebida como el
primer paso en un proyecto de múltiples niveles, diseñado para mejorar
la capacidad de la comunidad LGBT para dar a conocer las condiciones en
la isla y abogar por un cambio en la promoción y realización de los
derechos constitucionales y humanos”
Acto seguido, la lista de los recursos solicitados en esa ocasión:
“ordenador portátil, impresora, tóner y papel de la impresora o los
recursos económicos para comprar el mismo en la isla, más tarjetas de
Internet para su uso en hoteles”.
La única revista con estas características que conozcamos dio a la luz hace muy poco, su nombre es Despertar y la anunciaron
como una “iniciativa” del Observatorio Cubano de Derechos de LGBT. Fue
descrita por sus creadores como un “boletín bimestral”, “con 8 hojas
impresas por ambos lados y con una tirada de solo unas decenas de
ejemplares”.
Este es el mismo grupo que organizó aquel paseo del 28 de junio en La
Habana, durante el cual uno de sus miembros -el flamante esposo gay de
la transexual Wendy Iriepa cuya reciente boda tanto dio que hablar- negó enfáticamente y sin que nadie le preguntara, “estar siendo financiado por ninguna organización del exilio”.
Al parecer, sin embargo, podrían haber ido mucho más allá. Ello
explicaría tal vez algunas madrinas y padrinos muy poco convenientes que
rondan alrededor del citado Observatorio y sus escasos miembros, así
como esas acciones tan publicitadas hacia el exterior.
En aquel momento, la única evidencia de la intromisión del gobierno
de los Estados Unidos en este asunto interno de la sociedad cubana, era
precisamente el anuncio hecho por el periódico El Nuevo Herald
de que “el Departamento de Estado prevé gastar $300,000 este año para
ayudar a la comunidad LGBT en Cuba”. Pero resulta que ahora, a partir de
documentos de la propia SINA, podemos corroborar que sí está en marcha
realmente la ejecución de tales presupuestos.
¿Son el dólar o cualquier moneda por sí mismo perversos?
¿Acaso no reciben donaciones todas las organizaciones no
gubernamentales del planeta, e incluso los proyectos de colaboración de
múltiples instituciones estatales cubanas, incluyendo el propio CENESEX?
¿Resulta correcto -ética y legalmente- aceptar financiamiento de un
gobierno que declara explícitamente querer cambiar el sistema político,
económico y social de la nación a la cual pertenecen los presuntos
beneficiarios?
¿Cómo podría cualquier grupo independiente verdadero, con
inquietudes, sueños e incluso posturas críticas, sortear -sin mancha
para sus fines- todo ese pasado y presente de intervencionismo y
confrontación hacia nuestro país y el mundo, lo cual es intrínseco a la
naturaleza de los Estados Unidos como principal potencia del sistema
hegemónico capitalista?
¿Estaríamos o no en todo el derecho de interpretar como espurio o al
menos albergar reservas hacia este tipo de supuesta defensa de los
derechos LGBT o de cualquier otra causa aparentemente justa que pudiera
esconder detrás condicionamientos e intereses políticos de poderosos
benefactores?
¿Aceptan ese dinero quienes legítimamente pudieran ser opositores del
proyecto político cubano y de su gobierno, o algunos estarían en contra
del socialismo y la Revolución precisamente para obtener ese dinero?
*****DOCUMENTO*****
Fuente: Cubadebate