El gran país (RUSIA) no debe permitir que los ladridos de un perro faldero malicioso de Washington quede impune. Todo el mundo sabe muy bien que sin un gesto de Washington, el arrogante de Qatar no se atrevería a gruñir al oso ruso.
Ha llegado el momento de poner el asunto ante la ONU y preguntar si los
gobernantes de Qatar deben ser juzgados por su complicidad en el
terrorismo, la financiación del terrorismo y su derrocamiento de
gobiernos legítimos en varios países. Es hora de exigir que todos estos "príncipes" se puedan poner en el banquillo del Tribunal Penal Internacional de La Haya.
Fuente: NEO