
En otoño de 1998, momento en el que volví a Belgrado, EEUU no escatimaba medios en el empeño por sacar adelante su "proyecto de Kosovo". Lo primero que se hizo fue lavar el cerebro a la población de Serbia y Montenegro.
Las emisoras Radio Libertad y Europa Libre anunciaron que ampliaban la parrilla de programación de su servicio balcánico. En particular, la edición vespertina del programa Yugoslavia por dentro que hasta entonces había tenido una duración de media hora, pasó a ser de una hora. El espacio Al filo de los acontecimientos se reorientó exclusivamente a lo que estaba pasando en Kosovo. Se le daba mucho uso a Internet, con el argumento de que Belgrado podría prohibir las retransmisiones de programas hechos en Occidente.
Los
programas se hacían con una gran profesionalidad y conocimiento de los
problemas internos. Me di cuenta de ello después de escuchar en Belgrado
varios espacios informativos y de análisis de ambas emisoras. Tenían
marcado un objetivo bien claro: convencer a los oyentes de que Milosevic
debía marcharse y de que el poder en Kosovo tenía que pasar a Rugova y
Taci.
Además de la radio, también se aprovechó al máximo
la televisión. Para EEUU era crucial convencer a sus ciudadanos de que
Kosovo necesitaba un apoyo especial por parte de la Casa Blanca. Una
técnica que ya se había ensayado en Bosnia y Herzegovina y que,
simplemente, se copió y se aplicó en el escenario kosovar.
Los
servicios secretos estadounidenses manipularon más de una vez
informaciones sobre la situación de la provincia. Por poner un ejemplo, a
mediados de agosto cuando se desató la histeria antiyugoslava en todo
el mundo, viajaron a Kosovo muchos reporteros extranjeros a los que yo
había visto en Bosnia en el verano de 1995. Se trataba de equipos de
profesionales bien remunerados y dotados con todoterrenos blindados,
varias cámaras, estudios móviles y dietas de ensueño, procedentes de
EEUU (CNN, ABC), Reino Unido (Sky News, BBC) y Alemania (Bundes Radio
Deutschland), así como de otras grandes cadenas internacionales. Los
albanokosovares admitían solo a periodistas occidentales para grabar
"reportajes especiales" in situ.
En
verano y otoño de 1998, se difundieron en todo el mundo reportajes
falsos que mostraban presuntas atrocidades de los serbios, con ancianos y
niños asesinados, mujeres violadas y cadáveres mutilados. Lo mismo
ocurrió con los refugiados. Los estadounidenses no fueron los únicos en
inflar las cifras. Para hacer más convincentes sus falsedades, las
divulgaban a través de compañeros europeos, entre ellos los italianos.
El llamado Comité Albanés para los Derechos Humanos y la Libertad era
entonces la principal fuente de desinformación.
Según
esta "organización humanitaria", las víctimas de los serbios eran
mujeres, niños y ancianos. Desde los telediarios, los periodistas
hablaban al público estadounidense y europeo de decenas de miles de
albanokosovares que habían perdido sus hogares. La organización
humanitaria albanokosovar Madre Teresa denunciaba ante el mundo entero
que en Kosovo había 327 626 personas sin techo y que la ayuda
humanitaria lograba llegar solo a uno de cada tres que la necesitaban.
De acuerdo a Madre Teresa, la mitad de los niños de la provincia estaban
enfermos y muchos de ellos morirían de hambre si no recibían
asistencia.
Los refugiados fue un tema manipulado por
muchos servicios secretos occidentales. Según mis propias informaciones,
obtenidas en aquel momento en Kosovo y en Belgrado, la cifra de 300 000
refugiados hecha pública por el portavoz del Alto Comisionado de la ONU
para los Refugiados, Kris Janowski (un polaco que habla un ruso
excelente y que había trabajado muchos años en Croacia y Bosnia), fue
claramente exagerada. Durante los combates en Kosovo, la gente
abandonaba sus casas y huía a las montañas. Pero, en el peor de los
casos, los refugiados no superaron la cifra de 50 000 a 70 000 personas.
¿De dónde salieron los restantes 230 000 a 250 000? Eran principalmente
albaneses procedentes de Albania que se desplazaban de un país a otro.
En general, hay un gran caos respecto a las cifras de Kosovo, una región
en la que el último censo se llevó a cabo en 1981.
La
gran patraña difundida, en verano de 1998, por las agencias
internacionales terminó por colar. Los estadounidenses, que son grandes
maestros en este campo, saben cómo sacarle lágrimas al público. Lo más
importante fue asegurarse el apoyo de la sociedad y la financiación por
parte del Congreso y las entidades benéficas. Un par de reportajes
conmovedores permitieron castigar a Yugoslavia con un ataque por el
presunto genocidio contra los albaneses.
Fuente: La Voz de Rusia.