
“A diferencia de Arabia Saudí, Iraq se negó rotundamente a enviar sus beneficios del petróleo a Estados Unidos a cambio de la protección de este país […]. En vez de ello, invirtió sus ingresos por petróleo en su propio desarrollo y, lo que es de crucial importancia, defendió que otros países árabes productores de petróleo hicieran lo mismo”
La catastrófica devastación que actualmente
padece Iraq se superpone a todo lo demás. Teniendo en cuenta los hechos
sobre el terreno resulta difícil recuperar la visión imperialista de
convertir Iraq en un ejemplo de la democracia patrocinada por Estados
Unidos y en un modelo de la remodelación de Oriente Próximo. A fin de
cuentas, Iraq iba a ser un caso que sentara jurisprudencia en la
demostración de poder preeminente de Estados Unidos. Aquella visión
imperialista está en ruinas y el nacionalismo iraquí se ha reafirmado.
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Fuente: Global Research